Una bomba golpea la casa de las salesianas en Sudán, mientras la guerra entra en su séptimo mes
Algunos residentes sufrieron heridas leves, pero milagrosamente, según la descripción de un sacerdote que estaba en el lugar en ese momento, nadie murió por la explosión.
Una bomba impactó en la casa de las religiosas salesianas en Jartum, capital de Sudán devastada por la guerra, a las 6:50 de la mañana del viernes 3 de noviembre, causando graves daños.
Según las personas que estaban en la casa en ese momento, es un milagro que nadie muriera por la doble explosión que causó la bomba, aunque algunos de los residentes sufrieron heridas leves. La misión de Dar Mariam alberga a cinco religiosas –todas mayores de 65 años–, 20 mujeres, 45 niños, un sacerdote, un maestro y un grupo de hombres, algunos de los cuales son ancianos y enfermos.
El padre Jacob Thelekkadan, que es el sacerdote que atiende espiritualmente la misión de Dar Mariam, dijo en un mensaje enviado a Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN) que la bomba impactó en el primer piso del edificio, justo en el momento en el que los niños y sus madres estaban reunidos en la planta baja.
«¡No podemos imaginar el daño que estas explosiones habrían causado si hubiera caído en la planta baja!», dice el padre Jacob, aunque una joven madre y sus dos hijos, de 7 y 4 años, recibieron heridas leves en la cabeza.
Bajo el cuidado providente de Dios
Además de los daños en el edificio, una pintura de Maria Auxiliadora fue destruida por la explosión. El padre Jacob afirmó: «Estamos seguros de que nuestra Santísima Madre quiso sacrificarse por todos nosotros. Así, el hermoso retrato de Maria Auxiliadora se rompió en pedazos. ¡Quiero reiterar el continuo cuidado providente de Dios sobre todos en Dar Mariam! ¡La protección maternal de nuestra Santísima Madre reina en Dar Mariam!»
El padre Jacob explicó a ACN que la bomba se partió en dos cuando impactó en el edificio, lo que provocó dos explosiones en diferentes partes del primer piso, que fue el que sufrió daños más graves y es donde se encuentran algunas de las habitaciones.
«La primera parte de la bomba destrozó la habitación del maestro, hiriéndolo en ambas piernas, pero no muy gravemente. La segunda parte de la bomba destrozó las dos habitaciones de las hermanas y sus puertas salieron volando, cayendo a un metro de distancia. Dos de las hermanas salesianas estaban en una de las habitaciones y la puerta de ésta y la del baño cayeron sobre ambas. Una resultó herida en la espalda, aunque no de gravedad. Las puertas probablemente les salvaron de la metralla de la bomba».
«La bomba atravesó la pared de ladrillo del baño, haciendo un gran agujero, y luego perforó la pared de la habitación de otras dos religiosas que ya estaban en la capilla de la planta baja. La puerta de su habitación también se rompió y cayó al suelo», dijo el padre Jacob. Todos los heridos fueron trasladados al hospital, pero ya han sido dados de alta y se encuentran bien.
La guerra entra en el séptimo mes
Aunque en gran medida olvidada por el mundo exterior, la guerra civil en Sudán continúa haciendo estragos, ya que las diferentes facciones del ejército luchan entre sí. A pesar de que las conversaciones de paz están en curso, el conflicto está a pocos días de cumplir siete meses. Las estimaciones varían, pero según el enviado especial de la ONU para Sudán, Volker Perthes, al menos 5.000 personas han muerto y más de 12.000 han resultado heridas.
Algunas iglesias han sido destruidas en los combates, sin embargo otras han abierto sus puertas para proporcionar refugio. Aunque la mayoría de los misioneros han tenido que ser evacuados, las hermanas salesianas están decididas a permanecer con las personas a las que sirven. El P. Jacob Thelekkadan estaba a cargo del Centro Vocacional San José en Jartum, que tuvo que cerrar porque se encontraba en una zona de fuertes combates. Sin embargo, decidió quedarse en Sudán para apoyar a las hermanas salesianas. «¡Seguid rezando para que esta guerra insensata y trágica llegue a su fin y para que Dios conceda el don de una paz duradera a Sudán!», exhorta el padre Jacob en su mensaje a todos los benefactores de ACN.