Un coche para la diócesis de Bangassou, ubicada en medio de dos países en crisis por conflictos armados.
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Desde junio de 2024, el carmelita italiano Aurelio Gazzera es obispo coadjutor de Bangassou, una diócesis del sureste de la República Centroafricana. La diócesis abarca una zona enorme de unos 135.000 kilómetros cuadrados -el equivalente a casi la mitad de Italia- y gran parte está en manos de rebeldes, por lo que allí se registran constantes ataques. Además, es de difícil acceso y está cubierta de selva tropical. La diócesis limita con la República Democrática del Congo y Sudán del Sur, dos países en crisis por conflictos armados.
Nada más ser destinado a Bangassou, Monseñor Gazzera pasó unos días en una parroquia en la que los rebeldes acababan de incendiar numerosas casas y de matar al menos a doce personas. “La gente estaba muy traumatizada, y yo quería animarlos a ellos y a sus sacerdotes”, explica. Sin embargo, no se contenta con consolarlos. Ya antes de ser obispo, este padre carmelita era famoso a escala internacional por su peligrosa intervención en negociaciones de paz con diversos grupos armados. En aquel entonces, logró en varias ocasiones la retirada de los rebeldes y salvó la vida de muchas personas. Algunos incluso se arrepintieron de sus crímenes y emprendieron una vida honrada. También cabe señalar que como sacerdote estuvo a punto de ser asesinado en varias ocasiones. No obstante, el obispo no tiene miedo: “Un pastor defiende a sus ovejas de los peligros, por lo que seguiré haciendo todo lo posible para continuar el diálogo con los grupos rebeldes. Con mis limitadas fuerzas, quiero ser un símbolo de paz”.
La Navidad la pasó el obispo en Mboki, una parroquia que lleva dos años cerrada debido a la guerra. “En toda la región, los distintos grupos rebeldes llevan años perpetrando asaltos, saqueos, actos violentos y asesinatos: a lo largo de toda la carretera no queda ni una sola aldea habitada porque sus habitantes han huido. Durante mi estancia allí, oí disparos casi todas las noches. En abril de 2023, el párroco de Mboki fue amenazado y recibió un disparo en un brazo. Desde hace unos meses, la zona está bajo el control del ejército regular y de la Minusca, y, poco a poco, la vida vuelve a reanudarse. Elegí ese lugar para celebrar la Navidad porque es ahí donde la vida es más difícil y la gente ha sufrido más, donde Dios está más presente”, asegura el obispo.
Para visitar las parroquias de su diócesis y animar a los sacerdotes y los fieles, el obispo tiene que recorrer largas distancias. Por desgracia, su coche tiene más de diez años de antigüedad y está muy gastado por el mal estado de las carreteras, por lo que sufre averías constantemente. Una vez se quedó tirado en medio de la selva durante varias horas, hasta bien entrada la noche, intentando poner en marcha el coche. Dado que en la selva se esconden rebeldes armados, eso es muy peligroso. En otra ocasión tardó siete horas en recorrer veinte metros en un tramo con mucho barro.
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