Adiós al intrépido buen samaritano – el Padre Halemba se retira
Un SACERDOTE que se jubila de una importante entidad caritativa católica en la que ha arriesgado su vida durante catorce años para prestar ayuda a la Iglesia que sufre, ha sido calificado de “buen samaritano de nuestros días” por el líder cristiano de mayor rango de Iraq.
El P. Andrzej Halemba ha trabajado en Ayuda a la Iglesia Que Sufre (ACN) como coordinador de proyectos para Asia-África, cubriendo focos de peligro como Siria, Iraq y Eritrea, países de todo Oriente Próximo y partes de Asia Meridional.
El Patriarca católico caldeo de Bagdad, Louis Rafael I Sako, ha distinguido a este sacerdote polaco de 65 años de edad con el título de Corobispo caldeo, equivalente al rango de Monseñor de la Iglesia Latina occidental. Calificando a Monseñor Halemba de “buen samaritano de nuestros días”, el Patriarca Sako ha dicho que “siempre ha estado a nuestro lado, construyendo alojamientos para los desplazados, policlínicas y escuelas y mucho más”.
El presidente ejecutivo de ACN Internacional, Thomas Heine-Geldern, recalcó que “ha arriesgado su vida repetidamente, acudiendo a lugares muy peligrosos, siempre al servicio de la Iglesia que sufre. Su fe, su valentía, su capacidad de organización, su buen humor, sus habilidades lingüísticas y su profesionalidad: estas cualidades y muchas más las ha aprovechado en favor de los fieles perseguidos. Cuando estos necesitaban a alguien, él acudía en su ayuda”.
El ministerio de Monseñor Halemba se circunscribió en gran medida a Europa y África hasta 2010, año en el que ACN lo designó para dirigir la labor de la fundación pontificia en Oriente Próximo en un momento de turbulencias sin precedentes en el período previo a la Primavera Árabe. Monseñor Halemba viajó repetidamente a Siria e Iraq durante el momento álgido de la invasión del ISIS, ampliando significativamente la labor de la fundación pontificia y proporcionando ayuda de emergencia, así como ayuda pastoral a cientos de miles de personas, especialmente cristianas.
Su tarea hizo posible que los cristianos perseguidos encontraran refugio y, a su debido tiempo y cuando fuera posible, regresaran a sus lugares de origen una vez que las fuerzas ocupantes islamistas se vieron obligadas a retirarse. Los programas de ayuda de Monseñor Halemba han contribuido a la ralentización del éxodo de los fieles en una región en la que el cristianismo corre peligro de extinción. Además, Mons. Halemba ha trabajado también enormemente en la cooperación entre las diferentes comunidades de las Iglesias Católica y Ortodoxa, y ha sido frecuentemente elogiado por su promoción del ecumenismo.
Mons. Halemba recalca la motivación que Padre Werenfried van Straaten, el fundador de ACN, ha supuesto para él: “Siempre debemos enfatizar el carácter espiritual de ACN, que nunca debe convertirse en una organización humanitaria secular. Nosotros somos una entidad católica que ayuda a la gente a seguir los pasos de Cristo. Ayudamos a dar respuesta a las necesidades y al sufrimiento de la humanidad, y, ante todo, nuestra tarea reside en sanar las heridas de la Iglesia que sangra, y en secar las lágrimas de Dios dondequiera que llore”.
Por su labor de ayuda a los cristianos refugiados que huían de Siria al Líbano, el Arzobispo greco-católico melquita de Zahlé y Furzol (Líbano oriental), Issam John Darwish, distinguió a Monseñor Halemba en 2015 con el título honorífico de Archimandrita.
En sus primeros cuatro años con ACN, a partir de 2006, Monseñor Halemba fue coordinador de proyectos para los países africanos de habla inglesa y portuguesa, aprovechando sus más de doce años de experiencia como misionero en Zambia. En dicho país creó estructuras sanitarias y educativas, y elaboró el primer Nuevo Testamento en la lengua local bantú, así como un diccionario que sigue siendo el más completo de su categoría. El año pasado, el presidente de Polonia le otorgó al sacerdote polaco la cruz de oro al mérito.