La visita del Papa a la mayor ciudad católica de Iraq hace renacer la esperanza de que los cristianos regresen
Desde 2003 todos los iraquíes han venido sufriendo las lacras de la guerra: secuestros, desplazamientos y muertes.
Sin embargo, este periodo ha sido especialmente difícil para los no musulmanes. Bajo Al Qaeda y el Estado Islámico, los no musulmanes como los yazidíes y los cristianos fueron víctimas de asesinatos y extorsiones. Así, en 2010, 58 católicos fueron asesinados por miembros armados de Al Qaeda en Bagdad durante una Misa.
A raíz de esta persecución religiosa ha surgido un problema grave entre los cristianos: la emigración. No obstante, con la histórica visita del Papa Francisco a Iraq, los residentes de Qaraqosh, la mayor ciudad católica de Iraq que fue reconstruida en gran parte con el apoyo de Ayuda a la Iglesia que Sufre y sus benefactores, esperan que su número vuelva a crecer.
Esta ciudad, ubicada a veinte minutos de Mosul, tenía una población de hasta 55.000 católicos antes de ser ocupada por el Estado Islámico durante dos años. En la actualidad, ya han regresado 23.000, según afirma el P. Ammar Yako, que dirige un centro para familias desplazadas. De los refugiados que emigraron, principalmente a Australia, Estados Unidos, Suecia, Francia y Alemania, solo han regresado hasta ahora unas pocas familias, sobre todo de Francia y Alemania. Sin embargo, muchos esperan que el viaje pionero del Papa no solo haga que la emigración se ralentice, sino incluso que algunas familias se replanteen el regreso a Iraq.
Revan Possa (30), un empleado de la oficina de la Junta Suprema de Reconstrucción de la Iglesia en la misma ciudad, asegura que ya ha tenido noticias de personas que tal vez retornen: “Hemos sabido de familias de Qaraqosh que lloraron al ver las fotos de la visita del Papa y que están pensando en regresar a casa”. “Necesitamos seguridad y apoyo de Occidente para quedarnos aquí”, prosigue. “Me gusta esta tierra y mi deseo es quedarme aquí”.
Joseph Giuliana (44), profesor y escritor, es uno de los que regresó a Qaraqosh tras permanecer varios años refugiado en Francia. “Necesitábamos esta visita para volver a albergar esperanza: la esperanza de que tenemos derecho a quedarnos y a vivir aquí como pueblo originario de esta tierra”.
Durante años, Joseph ha estado trabajando en la construcción de una casa para su mujer y sus tres hijos en las afueras de Qaraqosh, pero lo ha hecho muy poco a poco por miedo a verse obligado a marcharse de nuevo. Ahora, en cambio, está redoblando esfuerzos, porque vuelve a confiar en que los cristianos están aquí para quedarse.
“Todos los cristianos de aquí y también los que viven como refugiados en Europa y América pensamos que esta visita despierta la esperanza de que hay una vida para los cristianos en Iraq, y yo soy uno de ellos. Gracias a la visita del Papa sentimos que no estamos solos. Sentimos que estamos a salvo porque alguien se preocupa por nosotros”.
El P. Araam Romel Qia (40), un sacerdote católico caldeo de Batnaya, sostiene que uno de los principales objetivos del Papa es animar a los cristianos a quedarse en Iraq. Sin embargo, al igual que otros, advierte de que la Iglesia sigue afrontando retos: “El sufrimiento de los cristianos continuará mientras haya una constitución islámica que no proteja los derechos de los cristianos y demás minorías. La persecución de los cristianos y demás minorías continuará mientras haya milicias militares y un gobierno débil. Esperamos que la comunidad internacional nos brinde un apoyo continuado”.
En realidad, hay dificultades que hace que los antiguos habitantes duden si regresar a Qaraqosh. Así, el desempleo juvenil asciende al 70%, la zona rural circundante está dominada por las hostiles milicias chiíes respaldadas por Irán, y la ciudad todavía lleva las marcas de los dos años de ocupación por el Estado Islámico. Sin embargo, los cristianos de Qaraqosh, entre los que se registra una tasa de asistencia a Misa del 70% (una de las más altas del mundo), siente que tienen una misión y una vocación eminente: la preservación del Cristianismo en la cuna de la civilización.