La creación de empleo y la formación son claves para mantener a los cristianos en Tierra Santa
Con los ojos del mundo puestos en Gaza, pocos son conscientes de que los palestinos de Cisjordania también están sufriendo los efectos sociales y económicos de la guerra en Tierra Santa. Ayuda a la Iglesia que Sufre viene acompañando a los cristianos de Tierra Santa desde el comienzo de la guerra: ha dado luz verde a un primer paquete de ayuda de octubre a diciembre, y ahora ha aprobado un segundo paquete para proyectos de enero a abril, por un importe total cercano a los 700.000 euros. El director de proyectos de ACN, Marco Mencaglia, explica los motivos y qué consiste esta ayuda de ACN.
La guerra en Tierra Santa se libra en Gaza. ¿Cuál es la situación de los palestinos y, en particular, de los cristianos, en lugares como Cisjordania y Jerusalén?
Es cierto que el conflicto actual tiene lugar sobre todo en Gaza, pero, por desgracia, los efectos de la guerra se sienten en toda la región, y los cristianos se están viendo afectados de forma muy directa. Aunque constituyen una minoría, dicha comunidad es muy significativa, con alrededor de 45.000 en Cisjordania y 10.000 en Jerusalén Este.
La mayoría de los cristianos que viven en esas áreas trabajan en el sector turístico. El turismo es, sin duda, una industria importante en Tierra Santa, y muchos cristianos se ganan la vida como guías turísticos, empleados de hoteles, propietarios o empleados de tiendas y, por supuesto, artesanos que confeccionan artículos religiosos para los peregrinos que visitan el lugar.
Sin embargo, con el estallido de la guerra todo el turismo se ha paralizado, y, como resultado, una gran parte de la población cristiana se ha quedado sin trabajo y ha perdido todas sus fuentes de ingresos.
Además, hay varios centenares de trabajadores cristianos cualificados y no cualificados que solían desplazarse todos los días a Israel para trabajar y ahora con el cierre de las fronteras, ya no pueden hacerlo. Estas personas no están siendo bombardeadas, pero su subsistencia corre peligro.
¿De qué cifras estamos hablando?
Según nuestros socios locales, miles de cristianos han perdido su empleo debido a la paralización del sector turístico: hablamos de más de 1.600 empleados de hoteles, más de 1.200 artesanos de los talleres que abastecían a las tiendas de recuerdos, unos 900 vendedores de las tiendas de recuerdos, cerca de 300 guías turísticos y unos 500 empleados de restaurantes. En muchos casos, estas personas eran quienes sustentaban a sus familias, por lo que su pérdida de ingresos no afecta a una, sino quizá a cuatro, cinco o seis personas.
¿Qué hace ACN para ayudar?
Una solución fácil sería repartir dinero entre las familias que atraviesan dificultades económicas, pero eso no puede funcionar como solución a largo plazo. En menos de dos décadas, esta es al menos la tercera vez que estas comunidades pasan por una situación similar: en 2006, por la guerra entre Israel y Hezbolá; más recientemente, durante la pandemia, y ahora por la guerra de Gaza. Además, no hay visos de que la guerra esté llegando a su fin y de que los turistas empiecen a regresar a Tierra Santa.
Afortunadamente, durante la pandemia, nuestro principal socio local, el Patriarcado Latino de Jerusalén, ya puso en marcha proyectos de formación y fomento del empleo, con el fin de que la comunidad en su conjunto se volviera más resiliente ante situaciones extremas. Podemos beneficiarnos de esta experiencia.
De este modo, por ejemplo, la Iglesia católica gestiona una amplia red de escuelas, residencias de ancianos y otras instituciones. Naturalmente, éstas requieren un mantenimiento y una revisión constantes. Parte del proyecto que ACN financiará a partir de enero consiste en formar a jóvenes cristianos en profesiones técnicas para que luego puedan trabajar en las instituciones cristianas o en otros lugares, y ganarse así la vida.
También ayudaremos a formar a personas para que creen sus propios negocios o invertiremos en habilidades que les permitan trabajar a distancia, para que no dependan tanto de la situación política y de seguridad.
En lugar de darles dinero, les estamos proporcionando una formación y medios para ganarse la vida. Eso es mucho mejor a largo plazo, ya que es eso lo que ayuda a mantener a las comunidades ancladas en sus hogares y lo que las disuade de emigrar.
Pero ¿prestará ACN también una ayuda más inmediata?
Sí. Entendemos que lo anterior son proyectos a medio y largo plazo, pero que también es necesario cierto grado de ayuda inmediata, que llevamos prestando desde el inicio de la guerra. Por ese motivo, seguiremos proporcionando algunas ayudas en forma de cupones de alimentos para las familias y subvenciones para algunas de las pequeñas empresas que, con algo de ayuda, pueden seguir funcionando y así pagar los salarios de sus empleados. Además, estamos financiando asistencia médica a personas con enfermedades crónicas, que actualmente atraviesan grandes dificultades, y becas a estudiantes escolares y universitarios, para que puedan seguir estudiando. Por último, en algunos casos estamos ayudando a cubrir los gastos de alquiler, para que las familias puedan seguir viviendo en sus casas y no sean desahuciadas. Esto es especialmente importante en Jerusalén, donde los costes de los bienes inmuebles son muy elevados y donde a los cristianos desahuciados les resultaría muy difícil permanecer en la ciudad.
¿De qué suma estamos hablando?
Desde el principio de esta guerra, hemos prometido a nuestros socios de Tierra Santa que no los abandonaremos ni en nuestras oraciones, ni con el apoyo de nuestros benefactores y tenemos la intención de cumplir esta promesa. Ya hemos enviado ayuda por valor de 190.000 euros, y los últimos proyectos que hemos aprobado para Gaza y también para Cisjordania y Jerusalén ascienden a un total de medio millón de euros. Continuaremoss atentos a las necesidades de la Iglesia local para otras emergencias que puedan surgir en 2024.