Historia de éxito: 114 bicicletas para catequistas en una diócesis marcadamente rural
En casi toda África, los catequistas son importantes apoyos para los sacerdotes. En las parroquias -que allí suelen abarcar gigantescas extensiones- son ellos quienes instruyen en la fe a los habitantes de las numerosas y a menudo remotas aldeas, quienes los preparan para recibir los sacramentos y quienes se reúnen con los fieles para rezar.
Éste es también el caso de la diócesis de Mpika, en el noreste de Zambia. Con sus más de 86.000 kilómetros cuadrados es más grande que Austria, pero sólo consta de 18 parroquias, por lo que las distancias son enormes. Además, está situada en una zona rural donde el estado de las carreteras es malo. Muchos lugares están aislados y son de difícil acceso. La diócesis cuenta con un centro de formación para catequistas, pues su ministerio es muy importante para la Iglesia.
El obispo Edwin Mulandu nos pidió ayuda porque necesitaba urgentemente 114 bicicletas para los catequistas de su diócesis. Nuestros benefactores contribuyeron generosamente y así se reunieron 24.000 euros para facilitar el trabajo de los catequistas, que, como escribe el obispo, “están en primera línea a la hora de ayudar a sus sacerdotes a movilizar a la gente y a reavivar el extinguido celo pastoral”. Más de la mitad de ellos trabajan desinteresadamente, a saber, como voluntarios. Con las nuevas bicicletas, su trabajo es más fácil y eficaz porque ahora pueden desplazarse más rápidamente de un pueblo a otro.
Entre los catequistas, la alegría es grande, por lo que queremos transmitir aquí su agradecimiento a todos los que han colaborado: “Agradecemos sinceramente este gesto de amor y solidaridad con esta misión de Jesucristo. El hecho de recibir estas bicicletas motiva a los catequistas a seguir haciendo lo que mejor saben: dedicar su vida al anuncio del Evangelio en una zona difícil y con grandes distancias”.