El sueño de la hermana Clara para el futuro de los niños en Irak cobra vida
El 6 de agosto de 2014, la ciudad de Qaraqosh, en la llanura de Nineveh, situada a 25 km de Mosul y considerada en su momento la mayor ciudad cristiana del país, cayó en las manos del ISIS. Los cristianos de esta región de Irak se vieron obligados a huir de su hogar. El ISIS causó muchas muertes, destruyó las propiedades y obligó a miles de personas a huir para salvar sus vidas.
La ciudad fue liberada en 2016 por el ejército iraquí y tras la liberación las familias comenzaron a regresar. Siete años después de la invasión, la ciudad ha experimentado un notable progreso en lo que respecta a su reconstrucción.
La Iglesia se ha implicado increíblemente en este proceso y un notorio ejemplo de ello son las hermanas de la Congregación de Santa Catalina de Siena, muy activas en la zona desde 1890. Fueron de las primeras en regresar tras la liberación y, sin dudarlo, comenzaron a trabajar en la restauración de la comunidad. El retorno y la presencia de las hermanas en la zona animó a muchos cristianos a volver a su tierra y a alimentar de nuevo la presencia cristiana en Niniveh.
Justo después de su regreso a Qaraqosh en 2016, la hermana Clara Nas, priora de las Hermanas Dominicas de Santa Catalina de Siena, ya tenía la visión de una nueva escuela de secundaria. Cuando hablaba de su sueño a la gente le parecía una locura: las familias acababan de vivir los horrores y el dolor causados por el ISIS, apenas estaban empezando a regresar y la ciudad estaba completamente destruida. Para muchos era inimaginable pensar en iniciar un proyecto de construcción de una nueva escuela de secundaria.
Pero la hermana Clara decidió no renunciar a su visión. «Nuestro objetivo era proporcionar a los jóvenes un lugar de reconciliación y curación después de la terrible experiencia de años de desplazamiento forzado a causa del ISIS», explica la hermana Clara. Por ello, en 2018 solicitó colaboración para un gran proyecto de construcción de una nueva Escuela Secundaria. La fundación pontificia Aid to the Church in Need (ACN) y la Cancillería Federal de Austria se comprometieron a ayudarle en su proposito.
La noticia de la construcción de una nueva escuela fue recibida con una inmensa alegría por parte de las familias de Qaraqosh, ya que una de las mayores preocupaciones de los que habían regresado o de los pensaban regresar era la educación de sus hijos.
Actualmente la calidad de la educación en la zona es muy pobre, el número de estudiantes es tan alto que las escuelas trabajan en dos turnos, un grupo de estudiantes asiste a primera hora del día y un segundo grupo de estudiantes por la tarde y las escuelas no tienen suficientes suministros. Además, hay muy pocos profesores, porque el gobierno no ofrece suficientes plazas de enseñanza en la zona, ni paga sueldos que permitan a los profesores vivir de ellas.
Otra razón por la que este proyecto fue recibido con gran entusiasmo fue que las hermanas eran bien conocidas y apreciadas entre los habitantes de la zona por su gran y larga experiencia en educación. Antes de la invasión del ISIS, las religiosas ya dirigían la escuela primaria Al-Thaira. Siguieron con su misión educativa en Erbil como refugiadas y para niños también desplazados, en colegios provisionales construidos en contenedores de metal. La escuela de primaria de Qaraqosh fue reabierta en 2017 y ahora cuenta con 427 alumnos.
Se espera que la escuela de secundaria abra sus puertas el 1 de octubre con una capacidad de 625 alumnos de entre 13 y 18 años. «Como hermanas dominicas confiamos en que la educación ilumina la mente y abre el corazón a la verdad. Por eso lanzamos este proyecto de abrir un nuevo instituto de secundaria en un pueblo donde los jóvenes necesitan desesperadamente un ambiente intelectual sano», dice la hermana Clara a la fundación ACN.
Esta nueva escuela de tres pisos ayudará a la comunidad de muchas maneras. Por un lado, apoyará el sistema educativo de la zona y liberará a los estudiantes de la carga de tener dos turnos en la escuela. Además, dispondrá de un campo de deportes a disposición de todos jóvenes de la zona, incluidos los que no asisten a la escuela.
Por otro lado, su construcción está ofreciendo nuevas oportunidades de trabajo a la población local, ya que se ha contratado a personas de la zona para la construcción del edificio. Se calcula que hasta 200 ingenieros, constructores y obreros trabajan en la construcción de la nueva escuela. Después, dará trabajo a profesores y personal no docente.
Al igual que en su escuela primaria, las hermanas cuentan con tener un capellán en su nueva escuela, ya que han observado el gran apoyo espiritual que este servicio proporciona a sus alumnos. Los jóvenes podrán usar la capilla de la escuela, que estará abierta al público, y realizar diferentes actividades religiosas, asistir a catequesis y prepararse para la primera comunión.
«Les agradecemos profundamente su solidaridad y apreciamos mucho su apoyo tanto moral como financiero para ayudarnos a permanecer en nuestra tierra», dice la hermana Clara a ACN.