El patriarca maronita lamenta el estancamiento político en su encuentro con el presidente de ACN
El patriarca Bechara Boutros Raï compara al Líbano con un enfermo que rechaza el tratamiento y que por eso sigue empeorando. Es necesario actuar, afirma, para que el país siga cumpliendo su papel profético en Oriente Próximo.
El patriarca de la Iglesia maronita ha denunciado el estancamiento político que impide al Líbano desarrollarse y superar sus problemas en un encuentro con Thomas Heine-Geldern, presidente ejecutivo de Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN). Dicho encuentro tuvo lugar el 12 de septiembre en Dimane, Líbano, en la residencia de verano del patriarca.
Durante el encuentro, el patriarca señaló que los problemas del Líbano radican en la estructura del poder político. “El Líbano es como un enfermo que ve su mano gangrenada y no hace nada, luego enferma en el pecho, en el brazo… y se niega a recibir tratamiento. A esto hay que ponerle remedio”, dijo el patriarca Bechara Boutros Raï.
Dado que los políticos son incapaces de resolver los problemas por sí mismos, afirmó el líder de la mayor confesión cristiana del Líbano, la comunidad internacional debe intervenir y ayudar. “Pedimos una conferencia internacional especial para el Líbano bajo los auspicios de la ONU. También debemos resolver la cuestión de los refugiados palestinos y sirios, y por último, debemos declarar la neutralidad positiva del Líbano”.
“Sin esto, no hay solución. Estas son las condiciones para que el ‘país que es un mensaje’, como dijo el papa Juan Pablo II, siga dando su testimonio”, afirmó el patriarca.
Según él, el Líbano es una excepción en Oriente Medio: “Allí hay un sistema democrático, muy diferente de lo que existe en los países vecinos. Si mira a los vecinos, verá países en los que sólo hay un partido político y una autoridad que gobierna sin compartir el poder. Son países que no han firmado la Carta de los Derechos Humanos y que viven bajo dominación musulmana. En cambio, en Líbano hay muchos partidos y el poder está repartido. No hay una religión de Estado ni dominación musulmana, y los dirigentes han firmado la Carta de los Derechos Humanos”.
Este encuentro permitió a Thomas Heine-Geldern hacerse una idea más clara de la situación, que es preocupante pero que no está totalmente desprovista de esperanza. “El Líbano atraviesa una situación muy mala, pero no desesperada; todavía hay esperanza porque hay negociaciones y voluntad de acordar una persona apropiada para gobernar”, opina.
Durante la reunión, se destacó la importancia de la educación como clave para que este espíritu de tolerancia siga floreciendo, a pesar de las dificultades sociales y económicas como la enorme inflación que viene afectando al país en los últimos años. La red de escuelas de la Iglesia, que educa a cristianos y musulmanes por igual, desempeña un papel especial. «Todavía hay instituciones como escuelas, universidades y hospitales que son el instrumento del mensaje de la Iglesia. Estas instituciones se han perdido en gran medida en los países árabes porque fueron nacionalizadas”.
El apoyo de ACN a las comunidades cristianas del Líbano sigue siendo firme y se ha incrementado con el empeoramiento de la crisis financiera. Hace poco se aprobó un nuevo programa para financiar 200 escuelas, lo que les permitirá reabrir tras las vacaciones de verano.
“El apoyo a los cristianos libaneses tiene por fin ayudarlos a permanecer en el país, porque si siguen marchándose muchos, sólo quedará una minoría y el Líbano dejará de ser un país cristiano en Oriente Próximo. En tal caso, si son una minoría, no se cederá poder a los cristianos”, afirma Thomas Heine-Geldern.
El patriarca resaltó el apoyo de ACN, agradeciendo a todos los que lo hacen posible. “Aprovecho esta oportunidad para expresar mi gratitud a ACN y le ruego transmita a los benefactores nuestro agradecimiento por su generosidad. ¡Dios los recompense!”.