Calla para que Dios te defienda, testimonio de la Hna Gloria Cecilia Narváez
Más de 1880 personas escucharon en Colombia el testimonio de los casi cinco años de cautiverio de la Hermana Gloria Narvaez:“Calla para que Dios te defienda”. Este fue un testimonio de valentía, fidelidad y amor a Dios durante casi cinco años de secuestro que la Hermana Gloria Cecilia Narváez dio del 14 al 19 de noviembre en varias ciudades de Colombia en el marco de la Red Week (Semana Roja), organizada por la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN).
ACN Colombia estimó que más de 1800 personas escucharon el testimonio: el 14 de noviembre hubo 550 asistentes en la Parroquia Jesucristo Redentor y el 15 de noviembre unos 450 en la Parroquia San Maximiliano Kolbe, ambas ubicadas en Bogotá; el 16 de noviembre fueron 300 personas al Auditorio del Colegio San José de las Vegas, en Medellín; el 17 de noviembre acudieron 200 en el Salón Los Magnolios, en Rionegro; el 18 de noviembre se contaron 200 asistentes en el Monasterio de Carmelitas Contemplativos, en Girardota; y el 19 de noviembre hubo 180 personas en la Parroquia la Transfiguración del Señor, en Caldas.
Algunas de las jornadas comenzaron con una introducción sobre la preocupante situación actual de la libertad religiosa en el mundo, realizada por el P. Astolfo Moreno, presidente de ACN Global Office y ACN Colombia; y por María Inés Espinosa, directora ejecutiva de ACN Global Office y ACN Colombia. También informaron a la audiencia sobre los casos más recientes de persecución en el mundo.
Luego, dieron pase a la religiosa colombiana, perteneciente a la congregación Hermanas Franciscanas de María Inmaculada, quien inició su testimonio con la descripción de la misión de su comunidad en Malí: un pueblo de unos 12 mil habitantes donde el 98% profesa el Islam y el 2% el catolicismo.
Junto a otras tres monjas, se ocupaban de un orfelinato, alfabetizaban a las mujeres y les enseñaban algunos oficios. Formaron una “fraternidad universal” con ese pueblo, al compartir sus dolores y sus vidas. Sin embargo, prosiguió la Hna. Gloria, “el 7 de febrero de 2017 nuestra fraternidad se truncó”. Cuatro terroristas de Al-Qaeda irrumpieron en el lugar donde ella y las otras tres religiosas cuidaban de un grupo de niños enfermos. Les preguntaron “¿ustedes son las que predican a Jesús?” y comenzaron a burlarse de ellas. Uno de los yihadistas quiso llevarse a la religiosa más joven, pero la Hna. Gloria se opuso y, para protegerla, se ofreció a cambio, ya que era la responsable de la comunidad.
Entonces, le pusieron una cadena al cuello con un artefacto explosivo y así “comenzó la itinerancia de cuatro años y ocho meses”. Sus captores la llevaron a las profundidades del desierto de Sahara, donde la temperatura puede llegar hasta los 60 grados centígrados. Contó que permanecía encadenada, sin poder moverse. Le daban agua contaminada o mezclada con gasolina y ácidos para beber, comía poco, la hacían dormir expuesta a los animales venenosos (como serpientes e insectos), la golpeaban constantemente y le apuntaban con una metralleta para amenazarla y doblegarla para que se convirtiera al Islam.
La religiosa afirmó que pese al sufrimiento físico, “mi corazón y mi alma no estuvieron secuestrados”. Recordaba las enseñanzas de su congregación y la espiritualidad franciscana para contemplar la naturaleza, recitaba salmos, rezaba el rosario y realizaba una comunión espiritual cada vez que veía el sol, el cual le recordaba a “Jesús en la Eucaristía”.
“Yo todo lo soportaba por ese amor a mi fe cristiana y a mi consagración religiosa” expresó e indicó que las palabras de la fundadora de su congregación la ayudaban a soportar el maltrato de los terroristas: “alabar o callar, callar para que Dios nos defienda. Y callar, para mí, era desarmar la guerra”.
Tras intentar escapar algunas veces, la religiosa pidió ayuda a uno de los jefes que había prometido a los otros rehenes que podía liberarlos. Un día, se la llevaron y la sacaron del desierto de Sahara para entregarla al presidente de Malí, quien le aconsejó abandonar el país debido a la inestabilidad política. Viajó a Roma (Italia), donde comulgó luego de cuatro años y ocho meses de cautiverio y tuvo un encuentro con el Papa Francisco, quien la felicitó por su fidelidad y defensa de la Iglesia Católica.
Además, comentó a los presentes que el rector del seminario de Bamako (en Malí) le escribió una carta en la que aseguraba que su testimonio de valentía, perdón y amor a Dios había fortalecido a la iglesia local y suscitado conversiones al catolicismo.
La Hna. Gloria concluyó su testimonio invitando a “no encadenar” a nadie con las actitudes y palabras y a mirar al prójimo con misericordia para formar una fraternidad universal. Tras el testimonio de la religiosa, tuvo lugar un lucernario acompañado por algunos músicos católicos, como el dúo Maikka.
El impacto del testimonio en el público
Después de la jornada, muchos asistentes expresaron a ACN sus impresiones sobre el testimonio de la Hna. Gloria. Uno de ellos dijo que acogió las frases “Dios nunca te abandona” y que “calles para que Dios hable por ti”.
Otro de los participantes afirmó que la experiencia de la religiosa le pareció “muy interesante, muy profunda y muy actual. No nos imaginamos eso, pero es una realidad que nos toca a todos. Está más cerca de lo que pensamos”.
Un matrimonio asistente también comentó que “me pareció grandioso, lleva la esencia de lo que es el catolicismo: en el sufrimiento tened alegría” y les conmovió el hecho de que la Hna. Gloria nunca perdió la esperanza, donde su comunión espiritual la mantuvo viva.
Además, una joven preguntó “¿qué tenemos los católicos que es tan diferente a lo que nos ofrece el mundo?”. Y afirmó: “este testimonio es una de esas cosas: la valentía y sobre todo el amor a Dios. Ese amor que nosotros tenemos en la sangre. Dios no es cuento, Dios es realidad”.
Puede ver el testimonio completo de la Hermana Gloria Cecilia Narvaez en el canal de YouTube de ACN Colombia: https://www.youtube.com/watch?v=XDv8KgZsYE4