A la Opinión Pública
La Fundación ACN Colombia manifiesta su profunda preocupación por dos situaciones que –a pesar de la importancia que se les resta en los medios masivos, tratándolas como asuntos “culturales” o “anecdóticos”- lesionan la integralidad de la libertad de culto y el derecho a profesar la fe de millones de católicos colombianos.
Primero, la intención de convertir en un oratorio ‘neutro’ la capilla católica del Aeropuerto El Dorado de Bogotá, y, segundo, la propuesta de transformar la capilla del Congreso de la República también en un escenario disponible para cualquier culto, lejos de ser acciones pluralistas, cobijadas bajo el ropaje de la libertad de creencias, en realidad se trata de manifestaciones que segregan de manera sutil, pero verdaderamente grave, a los creyentes católicos.
Si bien es cierto que ACN promulga la defensa de la libertad religiosa y de culto, consagrada en el artículo 19 de la Constitución Política de Colombia, y en el Artículo 18 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, como Fundación Pontificia y en un país como el nuestro, en el que cerca del 80 % de su población se declara católica, es nuestro deber hacer un llamado a considerar este tipo de acciones más allá de unas simples ‘modificaciones’ o la creación de ‘espacios plurales de reflexión’, pues son actos que se escudan en determinaciones civiles –al tratarse de un Estado laico, pero que verdaderamente vulneran un derecho fundamental que hace parte de la integralidad de los seres humanos. Además, lastiman sensiblemente la sacralidad de los recintos en donde se practica la fe católica.
ACN publica cada dos años el Informe de Libertad Religiosa en el Mundo, una extensa investigación que evidencia y denuncia el estado de la vulneración del derecho a la libertad religiosa en los distintos países, y precisamente allí se muestra cómo este tipo de actos –si no se condenan enérgicamente ni se evitan con el respaldo de la ley- van marcando un camino que tarde o temprano se convierte en manifestaciones mucho más graves, que inician en la intolerancia y avanzan tristemente hacia la discriminación y la persecución.
A ejemplo de Jesucristo, estamos llamados a ser misericordiosos con todos, pero también estamos llamados a denunciar las injusticias y a pronunciarnos enérgicamente para que no ocurran acciones como las mencionadas. Oramos a Dios para que todos podamos vivir nuestra fe con amor y respeto, dentro de la hermandad que nuestra Iglesia promueve.
Pbro. Astolfo Moreno Salamanca
Presidente ACN Colombia
María Inés Espinosa Calle
Directora Ejecutiva ACN Colombia