Iraq: Al-Tahira debe resucitar
En su Vía Crucis, San Juan Pablo II comienza la meditación para la Tercera Estación (Jesús cae por la primera vez) así: “Jesús cae bajo el peso de la cruz. Cae a tierra. No se refugia en sus poderes sobrehumanos ni recurre al poder de los ángeles”. Ningún poder ayudó a los cristianos iraquíes cuando tuvieron que huir de Qaraqosh en agosto de 2014, fecha en la que la mayor ciudad cristiana del país cayó en las sangrientas manos del Estado Islámico.
Los que quedaron atrás fueron asesinados o esclavizados, casas y viviendas fueron pasto del fuego, once iglesias y setenta edificios eclesiásticos fueron sistemáticamente incendia-Iraq dos y todos los símbolos religiosos fueron destruidos. También la iglesia cristiana más grande de Iraq, Al-Tahira (consagrada a la Inmaculada Concepción de la Virgen), fue profanada y quemada. Su gran patio lo utilizaron los islamistas para prácticas de tiro. Dos años después, tras la expulsión de los terroristas, los habitantes de Qaraqosh Al-Tahira debe resucitar retornaron. Entretanto, casi la mitad de los cristianos ya ha regresado y, gracias a vuestra generosidad, muchas casas han podido ser renovadas y reconstruidas. También está previsto que Al-Tahira recupere de nuevo su antigua gloria.
Su valor simbólico va mucho más allá de la ciudad de Qaraqosh. A pesar de la destrucción, los cristianos se han reunido desde entonces para la Misa en las ruinas carbonizadas. Juan Pablo II escribió al final de su meditación: “Dios convertirá las repetidas caídas de Cristo bajo la cruz en salvación para la humanidad”. Es el poder del amor lo que cura. Nosotros contribuimos con 200.000 euros para este año.