Obispo de Katsina: puente entre cristianos y musulmanes en el norte de Nigeria
Cuando a los 12 años se convirtió al cristianismo, el padre de Mons. Gerald Musa apenas podía imaginar que su hijo se convertiría en el primer obispo de la influyente etnia hausa. Aunque hoy en día se utilice sobre todo para referirse al Papa, también a los obispos de la Iglesia católica se les ha llamado tradicionalmente pontifex, que en latín significa “constructor de puentes”. Este título es especialmente apropiado en el caso de Mons. Gerald Mamman Musa, obispo de la diócesis de Katsina, creada en octubre de 2023 en el norte de Nigeria.
En 2023, Gerald Musa se convirtió en el primer miembro de la etnia hausa en ser consagrado obispo, lo cual es especialmente significativo porque la mayoría de los hausas son musulmanes, al igual que gran parte de su familia. De hecho, por parte de su padre, este obispo es solo cristiano de segunda generación.
Su padre se convirtió a los 12 años, pero necesitó la perseverancia de un adulto para seguir siendo cristiano: “La Sociedad de los Misioneros de África fundó una escuela a la que mi padre tuvo el privilegio de asistir, pero las actividades misioneras no duraron mucho allí”, cuenta el obispo. “La escuela cerró y la misión también, lo que hizo que un buen número de conversos al cristianismo retornaran al islam. Que yo sepa, mi padre fue el único que siguió siendo cristiano”.
Más tarde fue maestro y director de escuela, también formó a catequistas durante casi 40 años y ayudó a traducir la Biblia y otros libros religiosos al hausa, ¿por qué siguió siendo cristiano cuando todos sus amigos retornaron al islam?
“Mi padre decía que veía algo diferente en el cristianismo”, recuerda. “El amor que le mostraron los misioneros, el amor del que lo hicieron partícipe y la educación cambiaron su vida por completo. Incluso cuando otros retornaron al islam, él se negó porque en el cristianismo había encontrado amor y felicidad. Valoraba mucho la eucaristía. Una cosa notable en él era su amor por la eucaristía: aseguraba que durante 40 años no faltó a misa ni un solo día. Su fe era muy profunda. Y, es que no solo abrazó la fe, sino que estudió su contenido y la diferencia entre ella y las demás, tanto las creencias tradicionales como el islam. Para él la diferencia era clara, por lo que aceptó la fe cristiana de todo corazón”.
En los últimos años, el norte de Nigeria se ha convertido en una región difícil para ser cristiano porque ha aumentado la persecución y se han arraigado nuevas formas de islamismo radical. En estas circunstancias, las familias a veces tienen reticencias contra los parientes que profesan una fe diferente y, por esta razón, Mons. Gerald Musa vaciló a la hora de comunicar a sus familiares menos inmediatos que sería nombrado obispo. La reacción; sin embargo, le cogió por sorpresa: “Les hablé de mi ordenación episcopal y acudieron todos desde diferentes localidades. ¡Llenaron dos autocares! Pensé que la diferencia religiosa les impediría acudir, pero vinieron en gran número y muy contentos. Podía ver la felicidad en sus rostros, esa era la gracia de Dios”, relata Mons. Gerald Musa.
“No sólo mis parientes, sino también mis compañeros de la escuela primaria, musulmanes en un 95% – con los que mantengo el contacto- enviaron a cinco representantes a la ordenación”, continúa el obispo. “Asistieron felices y alegres. También ellos veían la ordenación episcopal como algo especial. Para mí, eso fue realmente asombroso. Realmente, se alegraban por mí”.
Aunque esas experiencias no adopten la forma de un debate teológico profundo, sí son un tipo de diálogo interreligioso: “Hay cuatro formas de diálogo: diálogo de vida, diálogo teológico, diálogo espiritual y también diálogo social. En la diócesis de Katsina yo diría que prevalece el diálogo social de la vida cotidiana. Musulmanes y cristianos viven como vecinos y coexisten pacíficamente», explica el obispo. “Hay interacción. Por ejemplo, cuando celebramos la Navidad, los musulmanes nos traen comida y ropa para ayudarnos a celebrarla y compartir nuestra alegría. Nosotros cuando cocinamos comida en Navidad, la compartimos con nuestros vecinos musulmanes. Del mismo modo, cuando ellos celebran el Eid al-Fitr y el Eid al-Kabir, también compartimos con ellos en señal de buena voluntad hacia ellos. Celebraciones, ceremonias, bodas, acontecimientos como mi ordenación… todo eso es un diálogo de la vida y de las actividades cotidianas”.
La experiencia personal del obispo Gerald Musa como “puente” entre comunidades no le impide ver las dificultades: el hecho de que su diócesis se encuentre en un estado -el de Katsina- que adoptó oficialmente la sharía hace varios años. El obispo destaca que “nuestra ética, nuestra moral y nuestra espiritualidad personales están profundamente arraigadas en diversas religiones. Nigeria, al ser una nación diversa, está formada predominantemente por cristianos, musulmanes y practicantes de religiones tradicionales o animistas. La anterior distinción entre un norte musulmán y un sur cristiano se ha difuminado debido a la expansión del cristianismo hacia el norte y a la presencia de muchos musulmanes en el sur”. Mons. Gerald Musa hace hincapié en la necesidad de un sistema jurídico unificado que “incorpore nuestros valores culturales y religiosos en aras de la unidad nacional. Aunque Nigeria tiene buenas leyes, el reto reside en su aplicación. Ni la sharía ni el derecho canónico pueden ser eficaces si los ciudadanos no respetan las leyes civiles. La prevalencia de la corrupción y la desigualdad es consecuencia de la falta de un Estado de derecho, lo cual permite a ciertos individuos cometer delitos graves sin consecuencias”.
Según él, la gente se siente “cada vez más atraída por aquellos países donde se mantiene en pie el Estado de derecho”. En la actualidad, en muchas partes del mundo la religión se ha convertido en algo que se exhibe hacia el exterior y que ya no influye significativamente en la vida cotidiana, afirma.
“Jesús criticó a los fariseos por centrarse en rituales religiosos menores mientras ignoraban los aspectos esenciales de la fe y la moralidad [Mateo 23,23]. Del mismo modo, en Nigeria se tiende a descuidar los elementos cruciales de la ley en favor de prácticas religiosas superficiales. A pesar de las actividades religiosas de cristianos, musulmanes y seguidores de las religiones tradicionales, la corrupción y la desigualdad persisten porque hay individuos que consideran que están por encima de la ley”. El obispo concluye enfatizando la necesidad de implantar un marco jurídico común que promueva el bien común, la justicia, el amor, la convivencia pacífica, la integridad, la honestidad, la dignidad humana y el respeto mutuo, y sostiene que la paz no puede existir sin justicia.