Jóvenes sirios y libaneses recrean en sus países el espíritu de la JMJ de Lisboa
Hubo oración, procesiones, adoración y catequesis, pero también mucha diversión cuando se reunieron en Siria y Líbano miles de jóvenes cristianos que estaban físicamente distantes, pero emocionalmente unidos a la multitud reunida en Lisboa con el papa Francisco.
Cientos de miles de jóvenes católicos se reunieron en Lisboa para la Jornada Mundial de la Juventud en la primera semana de agosto, y más de un millón y medio de asistentes acudieron a la misa final con el papa Francisco. Muchos jóvenes cristianos de Siria y Líbano no pudieron viajar a Portugal debido a las restricciones de visado y las dificultades económicas, pero estos, con la ayuda de la fundación internacional Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN), organizaron sus propios actos en paralelo a la JMJ oficial y así compartieron la experiencia.
Alrededor de 1.500 jóvenes se reunieron en el evento libanés, en un ambiente que fue, al igual que en la JMJ de Lisboa, profundamente orante y, a la vez, intensamente divertido. “Aunque no estemos en Portugal con todos los demás, nos sentimos parte de este gran acontecimiento y estamos muy contentos de estar aquí”, aseguró una joven, otra añadió: “¡Muchas gracias a todos los benefactores! Aquí podemos hacernos una idea de lo que están viviendo en Portugal ¡y nos lo estamos pasando en grande!”.
“Quiero dar las gracias a los benefactores que han hecho esto posible en el Líbano, al igual que en Portugal, para que podamos tener esta excelente experiencia en el Líbano y profundizar nuestra fe en Cristo”, dijo un joven.
A lo largo de cuatro días, el encuentro de Bzommar (Líbano) siguió de cerca el programa de la JMJ de Portugal, con sesiones de catequesis, talleres, vía crucis, adoración del Santísimo Sacramento y muchos momentos de alabanza. El evento concluyó con una misa presidida por el patriarca Al-Rai de la Iglesia católica maronita junto con el patriarca católico armenio, el nuncio apostólico y representantes de las diferentes Iglesias católicas del Líbano.
Además de la ayuda económica y logística de ACN, este acontecimiento sólo fue posible gracias al duro trabajo de más de 700 voluntarios de diversas organizaciones cristianas libanesas.
“El Líbano lleva nueve meses sin Gobierno y sumido en una parálisis política y en su peor momento económico desde la Segunda Guerra Mundial. Una de las tragedias de esta crisis es que la mayoría de los jóvenes católicos sólo podían soñar con viajar a la JMJ de Portugal, y eso en un momento en que necesitan más que nunca el aliento y la solidaridad de la Iglesia. El evento paralelo se ha organizado con una enorme profesionalidad y esperamos que insufle nueva vida a la Iglesia en términos de vocaciones, labor caritativa e iniciativas pastorales”, ha señalado Xavier Stephen Bisits, director de proyectos de ACN en Siria y Líbano.
Otro joven participante explicó que “aquí, en el Líbano, estamos viviendo la misma experiencia que otros están teniendo en el extranjero, en Portugal. Es algo muy hermoso que percibimos como un regalo de Dios, ya que la mayoría de nosotros no podemos viajar, sobre todo desde el Líbano donde mucha gente no puede obtener un pasaporte. Así que es un regalo de Dios que podamos vivir la misma experiencia que los que están en Lisboa y que nos emocione de la misma manera”.
“Nuestra fe es más fuerte que las dificultades que afrontamos”
Al mismo tiempo, en Siria reinaba un ambiente muy parecido de alegría orante, ya que unos 1.000 jóvenes católicos se reunieron en Saydnaya, a las afueras de Damasco, donde se encuentra un monasterio dedicado a la Virgen María, importante lugar de peregrinación para los cristianos sirios.
Rama, de Damasco, participó en la organización del encuentro y manifestó su alegría por el hecho de que “personas de distintas regiones de Siria puedan unirse a nosotros en este evento, cuyo fin es ofrecernos un rayo de esperanza en esta difícil situación. Y lo mejor es que la JMJ de Siria se celebra al mismo tiempo que la de Portugal con el papa Francisco”.
“Para mí, la parte más emocionante fue cuando presenté la danza a los jóvenes en la apertura. Por unos momentos incluso me olvidé de mí misma, al ver a los jóvenes felices e interactuando conmigo. Sentí la fuerza que provenía de donde estaban ellos. Estamos muy agradecidos por esta oportunidad”, explicó.
Aunque hubo un buen número de sirios en Portugal, la mayoría procedían de comunidades de expatriados, sólo dos jóvenes viajaron desde Siria.
Gracias al esfuerzo de los organizadores -entre ellos ACN, que financió el evento-, cristianos de toda Siria pudieron asistir al encuentro de Saidnaya, incluidos los del noreste, controlado por los kurdos, y los del empobrecido sur, que rara vez tienen la oportunidad de entrar en contacto con cristianos de fuera de sus propias comunidades.
“Los que estamos aquí somos de diferentes regiones sirias. Aquí estamos todos como una sola familia. Es estupendo estar aquí con mis amigos y con nuevos amigos, sobre todo después de sufrir durante tantos años en Siria. Queremos estar unidos a la Iglesia, a la juventud cristiana y al papa en Portugal. Es un placer estar aquí; recen por nosotros, ¡y gracias!”, dijo Nour, de Damasco.
Recargar el alma
Rose, perteneciente a la comunidad católica armenia de Alepo, habló de cómo iniciativas como ésta pueden contribuir a reconstruir la esperanza tras tanto sufrimiento. “Hoy estoy aquí, en Saydnaya, junto con 1.000 personas, lo cual es muy emocionante. Diez años de guerra en Alepo y dos de pandemia, más un terremoto devastador han bastado para que mengüen nuestras esperanzas, pero nuestra fe es más fuerte que las dificultades que afrontamos y creemos que el futuro nos deparará días mejores. Tenemos esperanza, tenemos alegría y, especialmente hoy, aquí reunidos con todos, hemos podido recargar el alma. Ha sido estupendo conectar con todo el mundo, compartir nuestras experiencias positivas y nuestras batallas. Juntos somos más fuertes y así podremos seguir adelante”.
El encuentro en Siria estuvo presidido por el patriarca Youssef Absi de la Iglesia católica melquita y contó con la presencia del arzobispo Mario Zenari, el nuncio apostólico en Siria, que dirigió un emotivo mensaje a los presentes. “Algunos jóvenes sirios tienen la gran suerte de representaros a todos en Lisboa, al reunirse con ellos el papa Francisco se reunirá con todos vosotros. Y al reunirse con jóvenes de todo el mundo, estos también se reunirán con vosotros. Vuestras alegrías, esperanzas y preocupaciones serán presentadas por vuestros amigos sirios al papa y a todos los jóvenes presentes en la JMJ”, dijo el diplomático del Vaticano.
“¡Queridos jóvenes, el soplo del Espíritu Santo que renueva la Iglesia os necesita! También una nueva Siria, construida sobre nuevas bases morales, sociales y económicas, os necesita”, concluyó el nuncio.
La presidenta ejecutiva de ACN, Regina Lynch, también envió un mensaje a los participantes, subrayando que “desde que comenzó la crisis en Siria, sé que habéis perdido muchas cosas: hogares, trabajos, amigos, familiares y, a veces, incluso la esperanza”.
Sin embargo, añadió, “es igualmente importante destacar que no habéis perdido vuestro amor por la Iglesia y por el prójimo en un país que casi se ha desmoronado. Vosotros, los jóvenes de Siria, me inspiráis. Sé lo duro que trabajáis en vuestras parroquias, en vuestros hogares y en vuestras comunidades para evangelizar y servir. Sois una inspiración para los católicos de todo el mundo que han contribuido con donativos a este evento”.
«Un tiempo bendecido, un tiempo de gracia»
Xavier Bisits, coordinador de los proyectos de ACN en Líbano y Siria, explicó que “en Siria, la crisis económica adquiere una dimensión adicional. Debido al gran número de jóvenes sirios que huyen del país por la crisis económica y la guerra en curso, la mayoría de los estados europeos se niegan a concederles visados para viajar a eventos como la JMJ”.
“Todos los jóvenes con los que he hablado, especialmente los de las regiones más inestables y distantes, se sintieron conmovidos por el ambiente de unidad y solidaridad. Fue un soplo de esperanza en un momento en que los jóvenes católicos se enfrentan a problemas como el servicio militar, el desempleo y las secuelas de la devastadora guerra que asola el país”, añadió.
El padre Fadi Syriani, sacerdote lazarista siro-libanés que trabaja en Siria, se hizo eco de sus palabras. “Esta es una hermosa oportunidad de participar en algo junto a los jóvenes, de estar todos unidos, de vivir este tiempo bendito y esta gracia, de celebrar juntos nuestra fe y la alegría junto con toda la gente de Lisboa y nuestro papa Francisco”.