Nigeria. Miles de personas se reúnen para rendir un emotivo homenaje al P. Isaac Achi «El Señor encontró al P. Achi digno de sufrir con Jesús»
El padre Isaac Azekpili Achi fue brutalmente asesinado el 15 de enero cuando hombres armados no identificados atacaron su casa en Kafin Koro, en la diócesis de Minna, Nigeria. Los criminales dispararon e hirieron a otro sacerdote, el padre Colllins, antes de prenderle fuego a la casa. Se desconoce si el padre Isaac murió debido a los disparos o a las llamas. Su asesinato ha dejado en schock a su comunidad y a toda la diócesis.
La fundación internacional Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN) ha recibido el texto de la homilía que dirigió el padre Samuel P. Gwimi durante el funeral del padre Isaac en la catedral de Minna al que asistió una multitud de gente. Para honrar la memoria de un sacerdote dedicado a su misión y a su llamada, ACN publica a continuación algunas partes del texto de la homilía que han sido editadas para mayor claridad.
“Como cualquier otra muerte de un ser querido, la partida del P. Achi es muy dolorosa. Primero, por el dolor de perder al que ha sido un padre muy entregado y generoso con todos los que acudían a él. Su generosidad y hospitalidad no conocen límites. Sin embargo, que haya sido asesinado de manera espantosa, brutal y perversa lo hace aún más doloroso y nos deja a todos buscando respuestas y explicaciones razonables.
La única respuesta y explicación razonable para la muerte está en nuestra fe cristiana en el Misterio Pascual de la Encarnación, la muerte y resurrección de Jesús a través de la cual ha vencido sobre la muerte trayendo la victoria para la humanidad.
El padre Isaac creía en Jesucristo y en su Iglesia. Se dice que en la agonía que sufrió previa a la muerte, pidió el sacramento de la confesión. No hay mejor manera, o mejor momento para expresar la fe, que cuando se está frente a la muerte. Todo el que crea en Jesús, vence. Morir como un creyente en Cristo es una muerte feliz, con la recompensa de la eternidad”.
Jesús terminó de preparar una morada para el padre Isaac. Ha venido por él. Nadie puede ocupar ese lugar, solo el padre Achi, para quien había sido preparado. Las circunstancias de su partida es lo que nos deja intranquilos y nos asusta. Pero independientemente de que el padre Achi haya sido quemado vivo, se habría ido por una u otra manera. Así pues, al despedirnos del padre Isaac Achi, pedimos que tome posesión del lugar que el Señor le tiene preparado.
El sufrimiento que soportó el padre Achi hasta el final, no ha sido en vano, tiene un valor salvífico; particularmente para el pueblo de Kafin Koro, para la diócesis de Minna, para la Iglesia de Nigeria, para el Estado de Níger y para toda Nigeria. Creo que los asesinos del padre Achi fueron allí con la esperanza de pedir un rescate por su secuestro. Si hubieran tenido éxito, habrían hecho una fortuna. El padre Achi era muy, muy popular y amado por personas de todas las edades. Simplemente levanten sus cabezas y miren a su alrededor.
Puede ser que las actividades del padre Achi entre su gente en Kafin Koro hayan motivado el deseo de secuestrarle o incluso matarle. Él ha sido la voz de consejo y aliento para todo el pueblo de Kafin Koro frente a los ataques de los bandidos en la zona. La gente lo llamaba; algunos iban a pedir consejo para todo tipo de situaciones.
El padre Achi era una espina en las vidas y las actividades de los bandidos alrededor de Kafin Koro. El valiente soldado y apóstol de Jesucristo, el héroe de la comunidad de Kafin Koro, debe haberse enfrentado a sus atacantes en una feroz batalla y no permitió que se salieran con la suya.
Como les negó que se acercaran a él, recurrieron a poner la casa en llamas para obligarlo a salir o morir. Debilitado por la feroz batalla y probablemente herido, si es que ya no estaba muerto, el padre Achi fue asfixiado por el humo venenoso y finalmente consumido por el fuego de su sacrificio a Dios. El Señor encontró al padre Isaac Achi digno de sufrir con Jesús.
Las actividades de los bandidos en la zona de Kafin Koro y en muchas partes del Estado de Níger son parte integral de la ausencia generalizada de seguridad que atraviesa el país. El problema de la inseguridad en Nigeria – asociado con el bandolerismo, el secuestro, Boko Haram, los conflictos entre agricultores y pastores, pistoleros desconocidos y mucho más – dura demasiado. El Gobierno y las fuerzas de seguridad son centinelas de la sociedad. Un centinela no duerme. Un centinela está en servicio las 24 horas para garantizar la seguridad de la sociedad.
Si bien reconocemos los esfuerzos que se están haciendo para garantizar la seguridad de todos, instamos al Gobierno y a las fuerzas de seguridad a ser proactivas en lugar de reactivas. Cuando alguien pide poder político y la gente se lo confía, necesita seguridad y protección a cambio. Debemos recordar que toda sangre inocentemente derramada, clama a Dios justicia”.